¡Ánimo jóvenes de Colombia! Estamos superando la indiferencia en nuestro país. Por mucho que los medios vistan de disturbios la totalidad de las manifestaciones, hemos decidido empapar de arte las calles que nos han bañado con la sangre de los nuestros. Por esto, no pueden cesar los bailes, las arengas, la pintura y los signos de manifestación en medio del pueblo.
En un marco de protestas revolucionarias que los medios nacionales no dejan de maquillar, los ataques de acero jamás serán tan inmortales como el arte de esta generación de cristal que no deja de gritar ¡Resistencia! Para nosotros, 46 asesinatos no son parte de una estadística más, sino el fin de semillas de esperanza ahogadas en su propia sangre.
El uso desmedido de la fuerza pública se volvió más letal que un virus que creímos nuestra única barrera en esta ola de protestas. Los ataques a “vándalos” en la ciudad de Cali y la desaparición de al menos 980 personas en el marco de protestas, nos dejan con el corazón en la mano, pero jamás paralizados. Ellos tienen sus balas y tanques de guerra, sus amenazas y una estructura política que los protege, nosotros nos tenemos a nosotros mismos y a nuestro arte, nuestra alma y nuestra convicción de que estamos a favor de la vida y dignidad.
Sigamos adornando las avenidas de colores de justicia ante un enemigo y su fuerza letal determinante. Han tocado lo más profundo y de allí nos ha brotado lo que con balas jamás callarán. Estamos siendo el sueño de Garzón, estamos gritando a toda voz nuestra indignación por un gobierno que lentamente nos saquea y, con el corazón en la mano, transformemos el rojo sangriento de nuestra bandera en rojo de pasión por la vida digna que vamos a conquistar. ¡Resistencia!
